Menciona a:
David Ledesma Vásquez
Ileana Espinel
Carlos Eduardo Jaramillo
Realizó estudios de diseño gráfico, comunicación social, medios impresos, arte ecuatoriano y actualmente se encuentra cursando una Maestría en Literatura. Publicó "Huella Conceptual", libro con el que obtuvo el II Premio en el Concurso de Poesía, Universidad Central del Ecuador, 2003; obtuvo también el I Premio en el Concurso Interuniversitario de Relato Corto, Universidad San Francisco de Quito, 2005; Premio Internacional de Poesía Fanny León Cordero, 2005, Medalla de Bronce en el Concurso de Poesía, Cuento y Ensayo, Facultad de Filosofía, Universidad Central del Ecuador, 2006; I Primer Premio en el Concurso del Libro y de la Rosa, UNESCO – Pontificia Universidad Católica del Ecuador, 2006. Publicó “El Cuerpo del Hijo”, 2008.
Obtuvo el Premio Ileana Espinel Cedeño, Casa de la Cultura Ecuatoriana, Núcleo del Guayas, 2008 y fue seleccionada para integrar la antología del I Concurso Nacional de Poesía, Taller Cultural Retorno, Casa de la Cultura Ecuatoriana, 2009. Publicó también el poemario titulado “Isadora”, 2009.
Parte de su poesía ha sido recogida en antologías nacionales e internacionales, ha sido traducida al inglés e invitada a encuentros dentro y fuera del país.
- POÉTICA
Hay asuntos que no pueden ser tratados de otro modo que no sea la poesía; de nada serviría abordarlos desde otros lenguajes porque no tendrían la particularidad del poema, la invocación tácita del poema, la profecía, la fractura abierta, el goce o la pasión. No hay un lenguaje como el de la poesía para aproximarse a la muerte, a la locura, a la soledad, al dolor, a la vejez, a la tristeza, a la espiritualidad y a otros temas íntimos del ser humano.
El poema es un fantasma que sobrevive en forma de latido entre las cerraduras del cuerpo, un veneno mortífero, un precipicio, un sueño, un ojo de reptil, un pequeño pez en el mar de un cadáver, un hueso suelto, una gasa, un retal, una jeringa que hurga en las cavidades articulares, un insecto trapecista que salta dolorosamente por dentro...
- POEMAS
1
Coloca una servilleta en el cuello del enfermo,
le acerca el hielo,
deja que algunas gotas rueden al fondo de su crujido con la torpeza de las cosas insubstanciales
con la astucia de quien sobrevive pero para hacerlo ha requerido tropezarse con sus propias sombras
o atorarse con su propia saliva.
La cara del hombre quema como si aún estuviera dentro de sí,
y pudiera despertar menos inflado
y empezar a bailar con la propia orquesta de su queja.
Llama a su madre,
el hombre llama a su madre
aunque el llamado sea un imperceptible brinco en el interior de su párpado.
Coloca una servilleta en el cuello del enfermo,
le acerca el hielo,
deja resbalar algunas gotas al interior de la bolsa,
busca una de las orejas del enfermo para susurrarle algo
pero lo ha olvidado en el preciso instante
con la torpeza de las cosas insubstanciales,
-es tan humana que se da asco y escupe-.
Vuelve a acercar sus labios para besarle,
arranca el lóbulo del enfermo con los dientes,
pues no atina palabra,
la palabra siempre le fue una pieza faltante,
una parálisis entre los dedos de la mano.
Gime, como si no fuera suficiente con la orquesta de quejas del enfermo,
como si no fuera suficiente con el silencio invertebrado del enfermo.
¿Servirá para el caso el llanto
o solo será una estrategia de supervivencia,
o,
una forma indolora de avergonzarse?
2
En el tercer movimiento en lugar de morir o engullir,
dispara sus violencias
hay fragmentos incomprensibles sin embargo de ello.
Los movimientos en falso son inveteradas rutinas
y las ignominias adquieren un grado supremo de belleza.
En el tercer movimiento en lugar de morir o engullir,
dispara sus violencias
y no entiendo por qué el dolor,
hay varios ruegos, demandas e inquisiciones que no entiendo
aunque los comprenda muy bien.
hay varios juegos en los que a pesar de acertar, no doy,
hay respuestas que me las sé de antemano y eso ¿es trampa?
-talvez el asunto sea sin trampas-
Pero ya sé llorar, ¿por qué este nuevo modo de hacerlo?;
o el solo hecho de saber llorar ya es una trampa.
En el tercer movimiento en lugar de morir o engullir,
dispara sus violencias
y no entiendo por qué el dolor.
de hecho aunque terminara por morir
no entendiera por qué la muerte, las muertes,
las muertes tácitas,
las muertes completas,
las muertes semiinconscientes,
las muertes perennes
las que se quedan…
3
La tristeza,
la inquebrantable tristeza,
la quietud de la tristeza.
La voz nombra a ese mismo Dios que habiendo perdido su tinte macabro estalla de risa desde el hueco que lo pronuncia
-violín incrustado en su carne-
El rumor de la ciudad entra por el ducto de la ventilación,
cruza ambos salones,
la música del fondo es un colector de aguas verdes.
Las ventanas de la casa fueron clausuradas para siempre,
un polvillo fino se asienta sobre las cosas,
una tortura se columpia en las máquinas
diminutas de su cuerpo.
Isadora sostiene el cuchillo de cortar el pan,
se abre una boca en el muslo,
pequeños duendes la poseen
penetrándole por la llaga una y otra vez,
la atraviesan entera,
ningún grito, solo un tiritar de los objetos,
frascos destemplados en una sinfonía ácida.