viernes, 27 de abril de 2007

FERNANDO NIETO CADENA



Menciona a:
Alfredo Gangotena
César Dávila Andrade
Francisco Tobar García
Carlos Eduardo Jaramillo
Antonio Preciado
Agustín Vulgarín
Julio Pazos

Fernando Nieto Cadena (Guayaquil, Ecuador, 1947). Resido en México desde 1978. He publicado un solo libro de cuentos, Si quieren los vuelvo a escribir, 1971, y los de poesía Tanteos de ciego al mediodía, 1971; A la muerte a la muerte a la muerte, 1973, De buenas a primeras, 1976; Somos asunto de muchísimas personas, 1985; Los des(en)tierros del caminante, 1988; De última hora, 2003, y Duro con ella, antología, 2003. ¨


  • POÉTICA

MI HEPTAMERÓN ENSIMISMADO (algo así como poética)

1. Todo lo que escribo es sólo una posdata para mi antibiografía. Redoblo el esfuerzo para no derrotarme en esta guerra a muerte que es la vida. De vez en cuando me sorprendo con la guardia baja, me lanzo contra las cuerdas, me pongo a descubierto para cobrarme una a una las palmadas al hombro con que dejé caer el tiempo.

2. Debo someter a las palabras, no permitir que se evaporen en el libre mercado de las exploraciones hiperbatónicas ni que se desquicien con tristes desgaires semántico-ideológicos. Que no me tiemble el pulso para ponerlas en su lugar, para que expresen más allá de lo que su disfraz propone al mundo exterior. Todo lo que digan las palabras será usado en su contra. Ni más ni menos.

3. Porque mis tanteos de ciego a mediodía eran primerizos ofrecí que si quieren los vuelvo a escribir para que de buenas a primeras la consigna de a la muerte a la muerte a la muerte no signifique que sólo somos asunto de muchísimas personas. Tan es así que los des(en)tierros del caminante fueron de última hora una impertinente necesidad de no sucumbir a sus cantos sireneros. Duro con ella me dije, en tanto mi cadáver espera turno en la sala de un crematorio y nuevos silencios esperan fuera de lugar porque en el tren de mi ausencia me voy . Los exilios han concluido.

4. Después de todo, para tranquilidad de mis amigos que aman la patria por sobre todas las cosas, debo reconocer que eso de la guayaquileñidad para mí es un estado de ánimo más que un pernicioso regionalismo. Hablo de estado de ánimo de la misma manera como el inefable Gabo habla de que Macondo más que un lugar es un estado de ánimo. Ni más ni menos.

5. Alguna vez en mi precaria irresponsable insobornable patibularia renecia premonición de poeta en ciernes, una mujer se dio el lujo de vaticinarme este oficio de pesadumbres. También un amigo lo hizo después de un partido de fulbito en media calle entre autos, carretillas y bicicletas que imprudentes se cruzaban justo cuando estaba -al fin- por anotar mi primer gran gol de toda mi vida. Ella y él, cada uno por su sombrita se fue con su pres-pres a cuestas. Ella buscó la puerta falsa que tanto deplora el reportero de crónica roja. A él le cruzaron el pecho de arriba abajo con una daga nerviosa que solita se abrió camino hasta llegar a las intimidades estomacales. Alguna vez debía decirles que tuvieron razón al verme cara de poeta.

6. La vida siempre será mucho más importante que la escritura.

7. Los escritores nos dedicamos a soñar al mundo porque no lo podemos transformar.

Ciudad del Carmen – Villahermosa, 2006/2007.

  • POEMAS

de PRIMEROS ADIOSES /2007/
(fragmentos)

Reinicio mi telebobela en punto de ebullición sin personajes
edito premoniciones de llanto imprimo texturas zodiacales nombres supuestos
redundo secuencias sin leit motiv a la vista
me persuado me ratifico estar vivo es lo de menos
a duras durísimas penas me contagio me asumo persona virtual casi surreal y no
me avergüenzo
no me da pena escribir
es mi camino hacia los abismos de la felicidad de donde no pienso regresar
ya lo sé
la pretensión de ser feliz es una obsesión insana delirante por eso mismo
Algún día eso que llaman vida se encontrará conmigo
tal vez le ofrezca mi epitafio como carmen perpetuum
tal vez yo mismo me mande un sobre correo certificado contándome la mala nueva de no estar en la lista de espera como cadáver moratorio
cuando me encuentre -digo- cuando la vida tropiece con mi sombra con la mismísima miedad de mi alter ego imaginario
¡vamos poeta! ¿de cuándo acá tan importante como para tener múltiples egos?
después de todo no es muy benéfico estar siempre aburriéndose consigo mismo
en fin
sólo cuando escribo vuelvo a la realidad a mi notredad de nuestros otros nosotros
cuando eso que por ahora llamo vida me encuentre la única certeza a mi favor es
que la estoy viviendo



Yo que de ninguna manera justifico mis simulacros de muerto feliz a la hora de las
recriminaciones
ni me sacudo los malabares chinescos de una deficiente percepción miopoide de
esto que sólo por no ser quisquilloso afirmo es el mundo la vida la otredad de los arcanos
siempre estoy de regreso de algunos tiempos cosmogónicos y ausentes
de preferencia incómodos raros conflictivos
estoy como si no estuviera en lista de crujideras enviudadas antes de tiempo
La verdad ya no me sale ni me queda bien el optimismo
después de tan poco y nada
me congratulo de mí de mi pronombre del in memoriam aún sin malograr
Mi buena opinión
mi sarcófago de difunto en trance de oraculizarlo todo
el vaticinio de mi pesadumbre en sordina tras los corcoveos con una antigua
compañera de tertulias para desconciliarme con este lunes
/a estas horas ya regresaron todos del recinto mortuorio y yo me mantuve fiel a mi
consigna de nunca ir a velorios ni entierros
seguro voy a tener noticias actualizadas
chismes frescos de esos que ayudan a entretener al silencio la congoja el desaliento/
Cómo son las cosas dice mi amiga al filosofar tras la ventana del motel
tanta profusa intelección tanto juicio común tanto pensamiento premágico me
desconcierta incide en lo más pueril de mi presunta íconoclastia
ah diablos ¡hombre! pues sí
bajo la voz para no escucharme el consejo de rigor el cuídate mucho el dios te
bendiga
y me niego sin esperar el tercer canto del gallo que olvidó el reloj en la última cena
y me concedo la gracia el beneficio de mi duda
y ora sí cabrones conmino a mis egos
Era una vez de tantas veces que dormité sin sueño entre naufragios y lastres de
pesadillas
una vez me leí el viejo cuento del cuento que cuento para reconstruir mis yo en el
espejo
fue demasiado tarde otra vez fue demasiado tarde
el citatorio nunca llegó a mis manos
Me despedí sin esperar el final de la postrera ronda de los adioses
Lo que escribo perdón lo que estoy escribiendo es sólo mi pre-epitafio



Las letras muertas de un advenedizo escritor impaciente porque la fama no lo toma
en cuenta
el leve rubor de una adolescente al descubrir que las caricias suben de tono después
del primer beso
regreso a la biografía de Baudelaire según Mario Campaña,
leo en la página 94 La belleza absoluta y eterna no existe
recuerdo una de sus enseñanzas hay que apresurarse con lentitud… para escribir rápidamente hace falta haber pensado mucho
Vuelvo a llamarme al orden precisamente siguiendo anotaciones baudelarianas
pienso reflexiono sobre la cultura artística tabasqueña
en general el arte está demasiado cargado de ayeres
la literatura no tiene proyectos para dinamitar el futuro
los diletantes siguen con las anecdóticas añoranzas de envejecidas vanguardias
Sucede sólo sucede que nos estamos acostumbrando a la costumbre de morir
sucede que me repito más de lo necesario
reincido en mis amnesias zodiacales en mis afasias oraculizadoras
camino descaminando sombras piélagos desiertos páramos costeros
busco reposo a la orilla de mis personales precipicios egotistas
cuento sin término sumo fracasos y me sumo me zambullo pues me descontinúo
Sé que no es el mejor momento para intentar un inventario a medianoche
intento otro acercamiento a las realidades cotidianas de la sociedad
la despenalización del aborto provoca diarreas mentales en la jerarquía clerical
apoteosis de Gabo durante el congreso de los gramáticos senectos de la Academia
la narco-cotidianidad se mide con la dosis diaria de ajusticiados inamovible
los Olmecas sin que sea ninguna noticia pierden la serie
debo estar listo para comprar la edición conmemorativa de Cien años de soledad
el tonto del pueblo comenta que se aburrió con la novela
sólo llegó al año 23
no se confundió con el libro Mi siglo de Günter Grass
Me percato que he devenido en desescritor cultista de obviedades perogrullescas
mis tiempos de insomnio no se los envidio a nadie
mis tiempos siempre son estos
irremediable
empecinadamente


de EN EL TREN DE MI AUSENCIA ME VOY /2006/
(fragmentos)

Si lo que dice la sabia filosofía argentina veinte años no es nada yo que me
acerco peligrosamente a los sesenta años ¿soy tres veces nada tres veces nonato?
tal vez por eso mi bipolaridad visual no se acostumbra a los lentes bifocales y debo
cambiar de espejuelos según lo requiera leer con mi cansada vista de tanto no haber visto lo que siempre quise ver
no pierdo la esperanza de verme ansinamente ansí como dirían los antiguos lectores
de los primeros libros elaborados por el primer imprentero mundial
y no es así hoy que el vértigo altazoriano me descubre la desintegración del
hablante por culpa del silencio del lenguaje incapaz de expresar mi documentada evasión de la muerte a través de la vida
¡hombre! vienes con las filosas neuronas filosofales en ristre
mejor discútete unas chelas vaya manera de resolver depres a destajo
y me quedo otra vez de nuevo con la duda de si será o no será esta época la nueva
edad media que los agoreros oráculos de apocalípticos contertulios alrededor de una mesa bohemia pronostican recetando hecatombes catástrofes cataclismos y otros anticataplasmas humanicidas como herencia de humanoides descerebrados
Sea por diez y por mil pero nunca cien mil
y van de retro los enjundiosos himnos epitalámicos en homenaje al divorcio a la
infidelidad como bella arte amatoria
sea pues sea y nos amanecemos
sea por diez diosecitos diositos santos diezmados en las cavernas idolátricas
La nueva arcaica canción del exilio del destierro del ostracismo
Acotación impertinente prescindible <> ostracismo no es feligresita mía como
quisieras suponer un temblor de ostras y ostiones en los parnasos congaleros
aunque lo de congaleros de alguna manera se relaciona con eros no es el erotismo
de la conga lo que se connota en pos de una aviesa aleve artera obstaculización de una lectura fácil por parte de un lector dispuesto a la comodidad de lo correctamente inteligible de primera mano
o sea aires que van y vienen de lo pedante y cursi y viceversa
ni en mis peores momentos el estro me traicionó con tan poca sutil inconsciencia
Pero volvamos vuelvo sin capas truhanescas de plurales mayestáticos
vuelvo a lo que estaba diciendo del ostracismo y sus hermanos de expulsión
sólo que ya se me olvidó y digo basta para volver a andar
Por lo pronto reconfirmo mis peyorativas prevenciones
estas peregrinas fiestas de carnestolendas tienen tufo a mierda mercantil



para Bertha Ferrer

Y empiezo desde cero como debe empezarse cada verso para mantener la
unidad semántico-fónica como enseñan los manuales de la expresión poética
reincido en mi obsesiva relectura joyceana en búsqueda de nuevos argumentos
debo racionalizar aquello de que la literatura es la única forma de exilio honesta
para el escritor
subrayo mi absoluta dependencia de la obra y pensamiento de Joyce
sobre todo ahora que pienso ¿por qué tanta nostalgia de mi ciudad?
Alguien tal vez Lacan pueda decir que esa nostalgia es sólo una coartada para no
comprometerme con la ciudad donde vivo
no es tan mecánica la vaina no es tan así oh de mi patria tricolor harapo no es así
los semiólogos dicen que el exilio es necesario para sub-sistir con-sistir ex-sistir
y puesto que desperté tediosamente filibustero teorizador de obviedades me percato
que la literatura es sólo un amasijo de palabras embarradas de palabras
Una amiga hace poco me preguntó qué es para ti la poesía
por lo pronto -le adelanté- me sirvió para asumir mi condición de francotirador de
aguafiestas de impertinente trasgresor para poder declarar mi muy particular guerra a muerte a la mediocridad cobarde de los social-política-estéticamente correctos
Tal vez mi pretensión suene a vanidosa falsa modestia
por eso repito algo leído en una revista de quién sabe dónde
ahora trato de hacerlo pasar como mío con mis supuestas propias palabras no busco
que se entienda lo que escribo sino que se sienta el placer con que escribo
El territorio fugaz y trivial de la existencia es el espacio de la cotidianidad
ese es mi único país
sin fronteras sin límites
la patria posible de todo escritor
más allá del lenguaje y su mala costumbre de dormirse justo en la plenitud del
combate con la vida


de NUEVOS SILENCIOS /2005/
(fragmentos)


Alguien se conmueve por el buen uso de los paréntesis de un poeta
lo chévere es que lo dice en serio sin aguafiestas ánimo irónico
A veces soy yo quien se pregunta cómo se puede llamar a eso crítica
cómo se puede publicar impunemente un adefesio así
Alguien se felicita por ser fan de un poeta que utiliza admirablemente las comillas
otro se conturba con el sabio manejo de los desaprensivos guiones
Me sigo cuestionando si eso es crítica yo podría escandir el recurso de los
pronominales líricos como si se tratara de pantaletas en desuso tras la pausa menstrual de una ferviente dispensadora de membresías parnasianas
Alguien lee por sobre mi hombro izquierdo lo que desescribo con la mano derecha
otro festeja los tachones sin escribir de mi página en blanco

Los vaticinios sobre mi pasado se cumplen a perpetuidad
la tristeza es mi disfraz para esconderme de mí
persigo sombras siluetas imposibles
atisbos voces fantasmagóricas con ellas charlo a contra vía de mis palabras
me desamparo me olvido de mis otros yo comunicativos
presiono off y no funciona la estrategia no salgo de mis andariveles
esquicio mi nombre mi apellido
me encadeno de nueva cuenta y pienso así está bien
Por el rumbo de mis tumbas me vienen a decir
recoge mhijo que te vas
cuando yo saldré de esta prisión si sigo aquí enloqueceré
las tumbas son pa los muertos de muerto no tengo na
las tumbas son crucifixión monotonía cruel dolor
ya te dije preso humilde que te vas
Discontinuo discurso el mío
retorizamientos al por mayor lo demás es literatura
si escribo retoricismos ¿cambia sustancialmente la sustancia de lo que digo?
disperso vocablos
redescodifico la codificante codificación de códigos
¿alguien me podrá ayudar con esta vaina con este discurrir por los portones inter-
intra-polisémicos?
Tumbaleleo con tumbas congas timbales
de esta pesadilla no salgo por piernas ni me zafo de la maldita maldición gitana
catapún chin catapún viva Changó la reina del guaguancó
la ruin verdad es que no me merezco tanto
no me sirvo ni para un mandado
la gente de bien tiene razón para qué poetas en tiempos tan poco poetizables
¿seguro poeta? ¿poco poetizables? ¿no será al revés? ¿a la bis conversa?
no te muerdas la lengua cabrón no te desdigas ni rehuyas tus falacias de ayer
Ahora resulta que devine un cuestionador intransigente de mis elucubraciones
ahora debo ponerme parches pragmáticos para justificar mi supervivencia en estos
tiempos coño en estos seniles tiempos aturdidos ya de tanto calendario de tanto cronograma de tanta solemnidad venida a menos
Veamos
me disfrazo de triste para no reconciliarme conmigo
¿será posible que nunca abandoné mi perversa polimorfa condición de extranjero
de mí mismo?

sábado, 14 de abril de 2007

VICENTE ROBALINO



























Menciona a:
Roy Sigüenza
Cristóbal Zapata
Ángel Emilio Hidalgo
Juan José Rodríguez
Ernesto Carrión


Ibarra, 1960. Estudios de Derecho en la Universidad Central de Quito, doctorado en Literatura en la Universidad Católica de Quito, Maestría en Literatura Iberoamericana en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Fue integrante de los talleres literarios de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, coordinados por Miguel Donoso Pareja, en Quito, en los años 80. Ha publicado los poemarios Póngase de una vez en desacuerdo (1990), Sobre la hierba el día (2001) y Cuando el cuerpo se desprende del alba (2006).

  • POÉTICA

A MANERA DE RECONOCIMIENTO

Creo que descubrí la poesía cuando tenía cinco o seis años y escuchaba a mi tía, una lectora empedernida, recitar un poema de Darío, “Los motivos del Lobo” y de ese poema mi tía hacía una historia en torno a la figura de San Francisco y me la contaba. Ella me decía que San Francisco aún vivía en una aldea y que casi no comía y que se vestía muy pobremente. También ella, en una noche terriblemente oscura, como son las noches en mi pueblo, señaló con el dedo el cielo y me dijo, que allí vivía Dios y que él veía todo lo que yo estaba haciendo.
En la escuela volvió a aparecer la poesía, pues una de las profesoras me enseñó a declamar, inmensos poemas patrióticos, como uno dedicado a Bolívar. En la secundaria escribí un soneto, por encargo, porque un hermano mío necesitaba pasar el curso , no recuerdo el texto de este soneto. Aquí conocí la narrativa de Borges, la de García Márquez y la del Rulfo. Recuerdo que leí “El hombre de la esquina rosada”, que no lo entendía, me parecía muy violento, casí lo leía como un cuento policial; mientras que Pedro Páramo era para mí un mundo muy extraño, igual que Cien años de soledad, creo que en esta época, leí a estos escritores más por obligación que por convicción.
En la Universidad estudié Derecho, porque mi padre me decía que era indispensable tener un abogado en casa, pues mis once hermanos restantes tenían diversas profesiones y sólo faltaba un abogado- Aunque la teoría del Derecho me ayudó a conocer la condición humana, la práctica me parecía denigrante, entonces la decepción de esta carrera llegó pronto. Después vino una etapa muy importante para mi formación como escritor: mi vinculación a los talleres literarios, coordinados por Miguel Donoso Pareja. De Donoso Pareja aprendí a reconocer la escritura como un oficio que exige una entrega total; a perderle el respeto a la solemnidad del lenguaje; y, descubrir, en mi creación, el humor. Precisamente, el resultado de mi paso por los talleres es mi primer libro de poesía, Póngase de una vez en desacuerdo (1990). Concluidos los talleres empecé a sentir cansancio por la ironía, y por la llamada antipoesía porque descubría, muy fácilmente su mecanismo. Entonces, empecé a leer a otros autores ,que nada o muy poco tenían que ver con el humor, como Eugenio Montale, Cesare Pavese, Saint John Perse, Yorgos Seferis,Constantino P. Cavafis T. S. Eliot y Salvatore Quasimodo. Estos autores me devolvieron, poco a poco, la confianza en la poesía lírica y me acercaron a los motivos de Dios, la soledad, la muerte, el tiempo que están presentes en mi segundo poemario, Sobre la hierba el día (2001). Además, debo mencionar, en esta etapa de mi creación, las lecturas que hice de Jorge Guillén y de Luis Cernuda. De ellos aprendí a incorporar en mi poesía el silencio como un elemento constructivo de reconocimiento de mi yo individual y del otro como copartícipe del acto creador. Mi tercer poemario (Cuando el cuerpo se despierta del alba (2006) es deudor de una poeta de la desolación, Alejandra Pizarnik y de un gran indagador de la condición humana, Ernesto Sábato. Ellos intensificaron en mí la percepción del silencio, no como recurso retórico, sino como elemento inseparable del acto creador. Ahora estoy escribiendo un cuarto poemario que aún se mantiene en la penumbra del querer decir.


EL QUERER DECIR Y LO DICHO

El poema no explica nada por sí mismo, aunque su construcción nos conduzca hacia la posibilidad del sentido, sentido que no se agota con la exploración lectora, por el contrario, siempre estamos volviendo, una y otra vez, a re-correr ese camino del lector. Así nos apropiamos, por instantes, de aquella musicalidad interior que emana de un querer decir, porque un poema va más allá de lo dicho, para convertirse en un eterno querer decir. Precisamente en ese futuro del querer decir se juega la vida el poeta como sujeto de ese deseo creador, pues está como Tántalo, en espera de la llegada de las palabras, para verlas partir, desaparecer de sus labios. Sólo de esa sed del querer decir brota el poema..
El querer decir del poema es también penumbra: espacio no revelado al que jamás entramos realmente, pero al que intentamos acercarnos como el señor K al castillo; sin embargo, nuestra imaginación sí llega hasta él, desde la intuición metafórica o desde la aliteración, la rima o el hipérbaton…

El poeta, si bien nos conduce hasta los umbrales de lo dicho, enseguida, nos devuelve a la sonoridad presentida de una “postrera/sombra”, mientras que la contemplación del “blanco día” es sólo aspiración. El claroscuro acompaña al acto creador como un destino, una predestinación. De este espacio teñido de incertidumbre emerge el poema en toda su plenitud. Asimismo, el querer decir es silencio: silencio que lentamente se transfigura en lenguaje no revelado, es una presencia-ausencia que bordea el sentido hasta obligarlo a significar.
Si el acto creador es una lucha infernal entre el querer decir y lo dicho, la escritura como elección de vida es un espacio exento de restricciones y convenciones, donde sólo se puede llegar a crear cuando convertimos al acto creador en una necesidad, en un alimento diario. Fuera de la escritura no hay más que vacío o una realidad que, por sí misma, es pobre; en ella el ser humano ha sido convertido en una cosa, en un objeto..

  • POEMAS
*
Algún día vamos a subir
hasta la rama más alta.

El rumor de las hojas
despertará al cordero.



*
Nos ha dejado la noche
para que pesemos
la miseria de nuestros días
y envidiemos a los árboles
que viejos y deshabitados
aún sostienen el cielo


*
Un insecto camina
sobre una inmensa piedra.

Detenidos en la oquedad
tiempo y cielo implacables.

miércoles, 11 de abril de 2007

ÁNGEL EMILIO HIDALGO




Menciona a:
Javier Ponce
Roy Sigüenza
Vicente Robalino
Juan José Rodríguez

Guayaquil, 1973. Poeta e historiador. Licenciado en Ciencias Sociales y Políticas. Coeditor de Casa de las Iguanas (Revista Virtual de Poesía y Cultura) y Director de la Revista del Archivo Histórico del Guayas. Con su primer libro, Beberás de estas aguas, gana el Premio Nacional de Poesía “Ismael Pérez Pazmiño”, en 1996. Su segundo libro, El trazado del tiempo (Ediciones de la Línea Imaginaria-CCE, 2003), obtiene Mención de Honor en el Concurso Nacional de Literatura “M.I. Municipalidad de Guayaquil”, 2002. Coautor del libro de ensayo historiográfico Guayaquil al vaivén de la ría (Ediciones Libri Mundi, 2003). En el 2006 publicó, junto con Luis Carlos Mussó, Ernesto Carrión y Fabián Darío Mosquera, la muestra de poesía Porque nuestro es el exilio (Editorial Eskeletra). Está próximo a aparecer su poemario Libro del fuego.



  • POÉTICA

(BREVE CONFESIÓN) A MODO DE POÉTICA

La poesía es silencio que se decanta a voces. Las voces del mundo, incesantes, me conmueven. En el texto, la poesía es la forma alcanzada, con densidad, brillantez y eficacia. Busco su sombra y el silencio me escribe, allá afuera.



  • POEMAS


Vivo de la noche enarbolando sus ofrendas
vertiendo el agua hospitalaria de los cuencos
sobre las pieles húmedas
de edificios encendidos de pólvora y madeja.

La poesía es rumor brillante que viene del pasado
caracola que bruñe
el escarceo de la ola
pira que redime su natural presencia
eco y vorágine
que no apaga su luz
en los bordes infinitos del silencio.

(inédito)


***

las paredes tienen muros
los muros, rostros que asesinan formas
las formas, escrituras de cemento
en el cemento yacen los poetas

(inédito)


***

Todo lo que ves se hace perenne
se nutre del silencio de los cuerpos.

Todo tiene su música escondida:
los sueños
remotos hilos que se unen sin tocarse.
El tránsito del polvo
que silencioso estalla
bajo la piel del día.

Me acerco a los objetos
y ellos ven los rostros que se cruzan:
el ángulo y el punto
buscando el vacío más cercano.


***

A Óscar Castro, hermano

Alguna vez anduve entre los soles
visité viejas moradas
territorios escogidos por la luz.

Reconocí en los brazos los amigos
el perfil de los fuegos encendidos
el destello del vino en la mañana.

Pero la vida te espera en otras calles:
el rumbo de tus pasos
ya no es el mismo que abrazaste
debajo de la lluvia.

Solo el tiempo nos hizo comprender
que nada vuelve a ser estanque de agua clara.


***

Hasta aquí transitan las ciudades
el olor y el tedio de los caminantes.

Hasta aquí los límites del viento
la opacidad secreta de las formas.

Esperaba volver
recorrer los mantos grises de la noche
esa estera de prisiones nómadas
que son los puentes del suburbio.

Pero la soledad perenne
en todo gesto inacabado se acentúa.

Demasiado largo el camino hacia la noche.




domingo, 8 de abril de 2007

MARIO CAMPAÑA




Menciona a:
María Fernanda Espinosa
Fernando Balseca
Javier Ponce
Efraín Jara Idrovo


Guayaquil, 1959. Vive en Barcelona desde 1992. Sus últimas publicaciones son: Casa de luciérnagas. Antología de poetas hispanoamericanas de hoy (2007); Lugares (poesía, 2006); Aires de Ellicott City (poesía, 2006, primera edición Montevideo 2005); Baudelaire. Juego sin triunfos (ensayo biográfico, 2006); Para una tumba de Anatole, de Stéphane Mallarmé (traducción, 2005); Francisco de Quevedo, el hechizo del mundo (ensayo biográfico, 2003); Días largos y otros poemas (2003); Visiones de lo real en la poesía hispanoamericana (antología, 2001).




  • POÉTICA

El mayor patrimonio de un escritor es su libertad, que debería permitirle hacer lo que le dé la gana, con plena conciencia de lo que hace y por qué y para qué lo hace...¿Libertad frente a qué? a todo, especialmente frente a la lengua y las convenciones e instituciones literarias, y frente a sí mismo.



  • POEMAS

X

Quien levantar la mano quiera,
elevar la voz, que antes
alce la vista al cielo
y se conforme con las nubes,
con la franja plateada que ennoblece
el horizonte tenebroso
por su parte más baja.
Quien quiera hablarnos tanto
que lo deponga todo y abandone
de pe a pa su imperio
los límites de su reino.
Que hable sólo el que no tenga
o el que no quiera.
No más, nunca más.
El que no pueda volver
A su ejército y su atuendo.
Solo el desnudo que hable.

Y sea él quien entregue las flores
su absoluta ofrenda,
en las manos de los que empiezan a vivir.

Del libro Lugares



XXIV

Ah, si fuéramos como una catedral.
Si tuviéramos nervios firmemente trenzados
Unos a otros sosteniéndose, limpios
Y lisas, robustas columnas que no tiemblan
Y unos ojos de fuga que convoquen la luz
La conduzcan flotando y la eternicen

Si hubiera en nosotros un reclinatorio
Para el íntimo descanso, y un confesionario
Con un viejo sacerdote que escuchara:
A nosotros, que hablaríamos siempre resonando
Agitados, y a quienes nos buscan
Para aliviar sus constricciones

¡Si hubiera un oratorio para elevar los ruegos!
Si tuviéramos un altar para postrarnos,
para la consagración
De nuestros bienes más caros

Si en nuestras paredes hubiera vitrales
Y en ellos, proféticas, grabadas
Junto a las columnas pudiéramos leer
Escenas de nuestra caída y de nuestra salvación

Y desde lo alto nos contemplaran
Cuatro rosas luminosas y toda la genealogía
De nuestros mayores, señalándonos un camino
Trabajos de los meses, nuestros trabajos
Para la memoria y el perdón

Si conociéramos la clave del laberinto
Si alguien la hubiera cifrado en algún lugar
Y solo debiéramos encontrar el manuscrito
Extraviado entre las ruinas de la cripta
Pero accesible con esfuerzo

Si hubiera campanas en nosotros
Que desde la altura de unas torres resonaran
Por todo el horizonte, alegrándonos, alegrando

Es cierto que, si así fuéramos
Se habrían borrado los perfiles de los santos
Y habría naves desiertas y fríos confesionarios
Abandonados, y ángeles y arcángeles decapitados
Perdida su cabeza en gestas deleznables

Pero a cambio todo en nosotros
Se dirigiría hacia lo alto, y tendríamos, quizá
Una esperanza
Una promesa en forma de misterio propio
Que bien o mal duraría al menos el tiempo
De nuestra vida, y haría
Acaso, alguna vez, pensar a otros
En su propia
Salvación.


Del libro Lugares


XXVI

“–Ya que me has llamado, escúchame. Te voy a decir qué hacer,
hermano. Y hazme caso…
–...
–anda al cementerio y despídete de todos.
No olvides a nadie… Lleva sus bendiciones.
–...
–...y cuando llegues, sobre todo ten
cuidado con la gente.
no te metas en problemas. No discutas.
–...
–no le toques el culo a las mujeres.
no las mires de frente, a los ojos,
a los europeos no les gusta eso.
–...
–van a pensar que estás loco:
no les hables si no las conoces.
Y si las conoces,
haz como si no las conocieras.
–...
–olvídate de piropos, que se ofenden.
Y no las persigas en la calle,
o van a llamar a la policía.

–...

–...no te emborraches.
Trata De Casarte Con Alguien De Allá.

–...

–piensa: haz otra vida.
–...
–...
–...ya que has decidido irte, hermano…,
olvídate
de este país. Y si puedes,
no vuelvas.

–...”


Del libro Lugares

viernes, 6 de abril de 2007

FERNANDO BALSECA



Menciona a:
Jorge Enrique Adoum
Efraín Jara Hidrovo
Javier Ponce
Mario Campaña

Poeta, ensayista y catedrático universitario. En los setentas participó del colectivo Sicoseo de Guayaquil; en la década posterior integró el Taller de Literatura del Banco Central del Ecuador, Sucursal Guayaquil, que coordinó el escritor Miguel Donoso Pareja. Integra el Comité Editorial de la revista Kipus del Área de Letras de la Universidad Andina Simón Bolívar, sede Quito. En poesía ha publicado Poesía: Cuchillería del fanfarrón (Guayaquil, 1981); Sol, abajo y frío (1985); De nuevo sol, abajo y frío (Quito, 1992); A medio decir (Quito, 2003). Cuento: Color de hormiga (Guayaquil, 1976). En 1991 publicó la antología de poesía ecuatoriana La palabra perdurable. Consta en las antologías: La novísima poesía latinoamericana (México, 1982); Palabras y contrastes: antología de la nueva poesía ecuatoriana (Cuenca, 1984); Posta poética (Quito, 1984); Poesía viva del Ecuador (Quito, 1990) y La palabra perdurable (Quito, 1991). Recientemente obtuvo un Phd. en la Universidad del Estado de Nueva York, sede Stony Brook, con un trabajo sobre el modernismo ecuatoriano.


  • POÉTICA


A manera de poética:

De A medio decir (Quito, Seix Barral, 2003).



Escribo para borrar lo que he sido, no para dejar una señal,
sí para quitar de la ilusión de los mortales el afán de perdurar.
El lenguaje sólo brilla cuando procesa el desvanecimiento del ser.
Escribo para olvidar que una palabra sujeta a otra
en una asfixia del cuerpo que se deja vencer en el abismo.
La escritura no busca la divulgación ni ser registrada
en un catálogo de los libros que existirán al infinito.
Se escribe porque es el único medio de alejar la enfermedad.
Escribo en reciprocidad al don que me llega de tu boca
que me permite alcanzar la estrella más lejana,
capturar la presa anhelada a cientos de brazas de profundidad,
conseguir al menos un verso que descodifique tu trayecto
de flor única de animal aún no clasificado
de nube que guarda un temporal de beneficio
de aguas oceánicas de atmósfera que se sana en el ozono
de hembra que mora en el regalo del cuerpo y la palabra.
He dejado de borronear sobre el papel pero no he cesado de escribir.
Escribo porque, aunque digo que tú me das sentidos,
la noche avanza y sigue hueca como un hueco.


  • POEMAS



No el humo sino la cortina que ronda tus labios desgarra la razón.
Tampoco la noche de las cinco de la tarde.
Es que estás aquí en medio de la nieve que me quema,
inadvertida de la tormenta y con las ventanas siempre abiertas.
Bajo qué manta —qué destellos en la poca luz— seremos invisibles,
cómo paralizar el giro inesperado del objeto que rueda para siempre,
en qué recodo de arena acamparemos para fracasar sin proponérnoslo.
Acaso el sol sea el equilibrio que bien le haría a este paisaje
que nada tiene que ver con el reclamo por una geografía.
Desde tu habitación yo vi la ardilla correr con timidez exagerada,
atestigüé la floración de la ramita mucho antes de lo previsto,
sin siquiera medir el ángulo de entrada del último resplandor
me di cuenta de que anochecía más temprano y canté el suceso.
Nada me inmutó hasta que tu pecho se impuso en mi costado
con una frase exenta de previsión que me partió en múltiples pedazos:
un fragmento voló alto y de él no hay referencia en ningún rastreo,
otro me ha labrado un sordo escalofrío que tergiversa la serenidad.
Tu aparición conmemora sin remedio el trizamiento del ser.
Pero no es el humo sino la palabra que sale de tu boca
lo que completa el día, lo que hace palpitar la semilla.




La metrópolis se estremece porque andas tú por sus verandas
suelta a la manera de una hoja que levita desafiando toda ley.
Los viandantes se petrifican en su intento de archivar en una imagen
el continuo del tiempo que sustraes y que sólo tú congelas.
Los semáforos vacilan cuando altiva cruzas el paso peatonal
para comprobar que la comunicación sin engaño es imposible.
Los vendedores ofertan las mercancías a tu paso sin reconocer
que el otro día sobrepasaste el ámbito de la transacción humana.
Los jóvenes que te admiran necios ya redactan acrósticos,
composiciones líricas de esforzado ingenio —¡todo mediocre!—,
ignorantes de que te encaminas empecinadamente hacia un abismo
recién abierto para que ensayes el ejercicio de tu vuelo.
Los brigadistas saben por tus ojos que su lucha no fue en vano.
Declaro que esa ciudad es mi enemiga pues te retiene lejos de mí.



En el harén en que habito hay una esclava que altiva se me pone de rodillas y me deja entrar.
En el harén que controlo con diligencia una esclava se despoja de sí porque yo se lo ordeno.
En el harén que imagino anda una esclava que me aturde con sus pechos cada vez que entro en el sueño.
En el harén que he comprado se pasea una esclava que me cura los rasguños inferidos por otras mujeres.
En el harén que gobierno una esclava descalabra mis edictos y resoluciones con la magnitud de sus caderas.
En el harén que he formado protesta una esclava cuya desobediencia justifica que pida para ella el castigo capital.
En el harén que planeo habrá siempre una esclava sabia en hierbas que me llevarán de viaje por el desierto sin sentir sed.
En el harén en que estoy deambula una esclava que masajea mis muslos después de ofrendarme lo mejor de su lengua.
En el harén de mi propiedad no hay lugar para el reposo porque la vacación ha sido declarada premisa de toda temporada.
En el harén que diseño ha llegado la más hermosa hembra que no sabe qué hacer con la dorada paradoja del matrimonio.
En el harén que vigilo una esclava me quita el poco aire que me queda al formularme inquisiciones altaneras.
En el harén que me pertenece una esclava incitante se abrillanta los muslos como una hembra de caza.
En el harén que he creado una esclava al fin se rinde después de mi insistencia por enseñarle lo que nunca imaginó.
En el harén en que vivo hay sólo una mujer a la que me entrego como si yo fuera su esclavo.




Al contrario que yo
tú no has estado en Sacsaywaman preguntándote de dónde,
cómo vino a parar tanta piedra cincelada en paisaje con otra economía.
No has andado por las trochas de Cascol en busca de un haz de luz
para producir una emulsión en mi tumba cuando me quede mudo.
Tampoco te han visto entregada a la garúa en la rada de Cojímar.
Nunca te asomaste al acantilado del callejón sin salida de Sound Beach.
Mas cada vez que retorno a los espacios que para mí he descubierto
percibo que ya estuviste allí silenciosa, prefigurando
el tiempo del absoluto comienzo y de la inútil proposición del reencuentro.
Tampoco di contigo en un casa esquinera en Lacret y Pasaje Oeste
cuando aprendí un paso de son que salva al que ha perdido el ritmo.
Nunca consumí mi espera frente al número 2 de la calle Teodoredo
atisbando el segundo piso alto en busca de la silueta de la revelación.
No rondé por el barrio Centenario buscando que se desprendiera un aerolito.
No estuve contigo en la sala de los claustros en el alto Manhattan
ni en el zoco de Marraquech comprando un poco de rapé
para destaparme la nariz y deshacerme de la alergia al ácaro doméstico.
Nunca compartimos el tour en Leningrado Lisboa Melilla Praga Petra.
En mi puta vida degusté una sopa marinera en Cotocollao.
Jamás viviste allá o aquí: sólo una sombra irrumpiendo mi camino.
Pero algo inmemorial me dice que si Ptolomeo te hubiera conocido
ya hubiera encontrado para ti un preciso lugar en el sistema.