miércoles, 11 de abril de 2007

ÁNGEL EMILIO HIDALGO




Menciona a:
Javier Ponce
Roy Sigüenza
Vicente Robalino
Juan José Rodríguez

Guayaquil, 1973. Poeta e historiador. Licenciado en Ciencias Sociales y Políticas. Coeditor de Casa de las Iguanas (Revista Virtual de Poesía y Cultura) y Director de la Revista del Archivo Histórico del Guayas. Con su primer libro, Beberás de estas aguas, gana el Premio Nacional de Poesía “Ismael Pérez Pazmiño”, en 1996. Su segundo libro, El trazado del tiempo (Ediciones de la Línea Imaginaria-CCE, 2003), obtiene Mención de Honor en el Concurso Nacional de Literatura “M.I. Municipalidad de Guayaquil”, 2002. Coautor del libro de ensayo historiográfico Guayaquil al vaivén de la ría (Ediciones Libri Mundi, 2003). En el 2006 publicó, junto con Luis Carlos Mussó, Ernesto Carrión y Fabián Darío Mosquera, la muestra de poesía Porque nuestro es el exilio (Editorial Eskeletra). Está próximo a aparecer su poemario Libro del fuego.



  • POÉTICA

(BREVE CONFESIÓN) A MODO DE POÉTICA

La poesía es silencio que se decanta a voces. Las voces del mundo, incesantes, me conmueven. En el texto, la poesía es la forma alcanzada, con densidad, brillantez y eficacia. Busco su sombra y el silencio me escribe, allá afuera.



  • POEMAS


Vivo de la noche enarbolando sus ofrendas
vertiendo el agua hospitalaria de los cuencos
sobre las pieles húmedas
de edificios encendidos de pólvora y madeja.

La poesía es rumor brillante que viene del pasado
caracola que bruñe
el escarceo de la ola
pira que redime su natural presencia
eco y vorágine
que no apaga su luz
en los bordes infinitos del silencio.

(inédito)


***

las paredes tienen muros
los muros, rostros que asesinan formas
las formas, escrituras de cemento
en el cemento yacen los poetas

(inédito)


***

Todo lo que ves se hace perenne
se nutre del silencio de los cuerpos.

Todo tiene su música escondida:
los sueños
remotos hilos que se unen sin tocarse.
El tránsito del polvo
que silencioso estalla
bajo la piel del día.

Me acerco a los objetos
y ellos ven los rostros que se cruzan:
el ángulo y el punto
buscando el vacío más cercano.


***

A Óscar Castro, hermano

Alguna vez anduve entre los soles
visité viejas moradas
territorios escogidos por la luz.

Reconocí en los brazos los amigos
el perfil de los fuegos encendidos
el destello del vino en la mañana.

Pero la vida te espera en otras calles:
el rumbo de tus pasos
ya no es el mismo que abrazaste
debajo de la lluvia.

Solo el tiempo nos hizo comprender
que nada vuelve a ser estanque de agua clara.


***

Hasta aquí transitan las ciudades
el olor y el tedio de los caminantes.

Hasta aquí los límites del viento
la opacidad secreta de las formas.

Esperaba volver
recorrer los mantos grises de la noche
esa estera de prisiones nómadas
que son los puentes del suburbio.

Pero la soledad perenne
en todo gesto inacabado se acentúa.

Demasiado largo el camino hacia la noche.