domingo, 8 de abril de 2007

MARIO CAMPAÑA




Menciona a:
María Fernanda Espinosa
Fernando Balseca
Javier Ponce
Efraín Jara Idrovo


Guayaquil, 1959. Vive en Barcelona desde 1992. Sus últimas publicaciones son: Casa de luciérnagas. Antología de poetas hispanoamericanas de hoy (2007); Lugares (poesía, 2006); Aires de Ellicott City (poesía, 2006, primera edición Montevideo 2005); Baudelaire. Juego sin triunfos (ensayo biográfico, 2006); Para una tumba de Anatole, de Stéphane Mallarmé (traducción, 2005); Francisco de Quevedo, el hechizo del mundo (ensayo biográfico, 2003); Días largos y otros poemas (2003); Visiones de lo real en la poesía hispanoamericana (antología, 2001).




  • POÉTICA

El mayor patrimonio de un escritor es su libertad, que debería permitirle hacer lo que le dé la gana, con plena conciencia de lo que hace y por qué y para qué lo hace...¿Libertad frente a qué? a todo, especialmente frente a la lengua y las convenciones e instituciones literarias, y frente a sí mismo.



  • POEMAS

X

Quien levantar la mano quiera,
elevar la voz, que antes
alce la vista al cielo
y se conforme con las nubes,
con la franja plateada que ennoblece
el horizonte tenebroso
por su parte más baja.
Quien quiera hablarnos tanto
que lo deponga todo y abandone
de pe a pa su imperio
los límites de su reino.
Que hable sólo el que no tenga
o el que no quiera.
No más, nunca más.
El que no pueda volver
A su ejército y su atuendo.
Solo el desnudo que hable.

Y sea él quien entregue las flores
su absoluta ofrenda,
en las manos de los que empiezan a vivir.

Del libro Lugares



XXIV

Ah, si fuéramos como una catedral.
Si tuviéramos nervios firmemente trenzados
Unos a otros sosteniéndose, limpios
Y lisas, robustas columnas que no tiemblan
Y unos ojos de fuga que convoquen la luz
La conduzcan flotando y la eternicen

Si hubiera en nosotros un reclinatorio
Para el íntimo descanso, y un confesionario
Con un viejo sacerdote que escuchara:
A nosotros, que hablaríamos siempre resonando
Agitados, y a quienes nos buscan
Para aliviar sus constricciones

¡Si hubiera un oratorio para elevar los ruegos!
Si tuviéramos un altar para postrarnos,
para la consagración
De nuestros bienes más caros

Si en nuestras paredes hubiera vitrales
Y en ellos, proféticas, grabadas
Junto a las columnas pudiéramos leer
Escenas de nuestra caída y de nuestra salvación

Y desde lo alto nos contemplaran
Cuatro rosas luminosas y toda la genealogía
De nuestros mayores, señalándonos un camino
Trabajos de los meses, nuestros trabajos
Para la memoria y el perdón

Si conociéramos la clave del laberinto
Si alguien la hubiera cifrado en algún lugar
Y solo debiéramos encontrar el manuscrito
Extraviado entre las ruinas de la cripta
Pero accesible con esfuerzo

Si hubiera campanas en nosotros
Que desde la altura de unas torres resonaran
Por todo el horizonte, alegrándonos, alegrando

Es cierto que, si así fuéramos
Se habrían borrado los perfiles de los santos
Y habría naves desiertas y fríos confesionarios
Abandonados, y ángeles y arcángeles decapitados
Perdida su cabeza en gestas deleznables

Pero a cambio todo en nosotros
Se dirigiría hacia lo alto, y tendríamos, quizá
Una esperanza
Una promesa en forma de misterio propio
Que bien o mal duraría al menos el tiempo
De nuestra vida, y haría
Acaso, alguna vez, pensar a otros
En su propia
Salvación.


Del libro Lugares


XXVI

“–Ya que me has llamado, escúchame. Te voy a decir qué hacer,
hermano. Y hazme caso…
–...
–anda al cementerio y despídete de todos.
No olvides a nadie… Lleva sus bendiciones.
–...
–...y cuando llegues, sobre todo ten
cuidado con la gente.
no te metas en problemas. No discutas.
–...
–no le toques el culo a las mujeres.
no las mires de frente, a los ojos,
a los europeos no les gusta eso.
–...
–van a pensar que estás loco:
no les hables si no las conoces.
Y si las conoces,
haz como si no las conocieras.
–...
–olvídate de piropos, que se ofenden.
Y no las persigas en la calle,
o van a llamar a la policía.

–...

–...no te emborraches.
Trata De Casarte Con Alguien De Allá.

–...

–piensa: haz otra vida.
–...
–...
–...ya que has decidido irte, hermano…,
olvídate
de este país. Y si puedes,
no vuelvas.

–...”


Del libro Lugares