viernes, 30 de marzo de 2007

ROY SIGÜENZA





Menciona a:
Iván Carvajal
Jorge Martillo Monserrate
Cristóbal Zapata
Angel Emilio Hidalgo


Portovelo, 1958. Poeta y cronista. Es autor de los libros de poesía Cabeza quemada (1990), Tabla de mareas (1998), Ocúpate de la noche (2000), La hierba del cielo (2002), y Cuerpo ciego (2005), y de dos pequeñas publicaciones misceláneas, mezcla de crónica histórica y memoria personal: ¿Y vieron bailar el charlestón a la “Chiva” Marina? (1991), y Portovelenses S.A. (1999). Sus notas periodísticas y reportajes de viaje han aparecido principalmente en la prensa orense. Alterna su residencia entre Machala y Portovelo.
  • PÓETICA
ALGO MÁS

¿la poesía? Tengo un indicio: es la fuerza de la disolución de quien la escribe, que se establece como forma; es decir es una representación desinteresada de la energía de la vida, pero nunca frente a la muerte, sino con ella, en ella.
  • POEMAS
PASA UNA ESTRELLA CONGELANDO LA NOCHE

Pasa una estrella congelando la noche
En los escaparates baila el ojo del seductor
El tiempo tendido limpia escopetas
Para el libro abierto hay pescado seco
Como si puertas no hubiera hay sogas,
cuelgan ventanas para que el pie tenga asidero.
Oh brillante portada del mundo girando sin orden
en el labio del muerto
-el hijo navegando en llamas derretidas
sin saber de venas, crucigramas, íes perpetuas-.
Nada quedará de este vaso displicente
-las botellas congregadas aprendiendo del hambre
harán preguntas en platos nerviosos-.
Rota la foto donde se durmió el consuelo
¿Habrá castigo?



VISTA DE LA CIUDAD VENÉREA

hotelitos donde mueren los amantes después del sexo
jardines con pastos y forrajes para alimentar los animales
[del miedo
puertas como trampas para que las abra cualquier fugitivo
[de la sed
-un muelle tendido a lo largo de una playa de sangre-
esta ciudad tiene un objeto moral en la cabeza
como un enorme huevo de piojo

en sus calzadas puse mis pies y me he perdido



GRACIAS POR LA ROSA DEL MUNDO

[Luis Cernuda]

De pequeño ya me rebelaba
¿Qué vieron mis padres en mí?
¿Un traidor? No sé
No me importaba entonces
Yo hice de mí mismo un héroe
(nadie conocía mi cantar de gesta)
Solo, a tientas, perdido a veces
Con mi poca edad,
busqué y hallé otros cuerpos,
con los que me tendí y gocé
de la rosa desnuda del mundo.


LOS VIAJEROS

Leíamos en las estrías de la langosta
largas alusiones al paisaje:
lomas, como en las acuarelas japonesas
de la dinastía Qui, le decía señalándolas.
Eran ascensiones por donde venían
los rayos de sol a poner transparencias
-alas de agua seca, hojas del Árbol de Invierno-.
A lo lejos el gavilán hundía el pico
en el invierno espeso que traía la tarde
cuando ya nuestros pies iniciaban el vuelo.


CANTIGA

Para Jimmy Mendoza

Tal vez donde te encuentres está el mar –a veces parece que lo palpo. Lejos yace lo que la mente pule: la idea de un cuerpo sumergido como una flor antigua. Temo por ti y por mí –esa gaviota migrante entre lo que queda y perece-; pero el día no dura tanto como quiere el olvido: la noche a veces fosforece con las cosas que encuentra y trae para tu alegría.


martes, 27 de marzo de 2007

DAVID G. BARRETO






Menciona a:
Iván Carvajal
Javier Ponce
Alfonso Espinosa Andrade
César Eduardo Carrión

David G. Barreto (1976). Publicó su primer libro de poesía, La frágil resistencia (Paradiso Editores), en el 2006. En la actualidad realiza su doctorado en Literatura Hispánica en la University of Pennsylvania, en Philadelphia. Es Magíster en Literatura Hispánica por la University of Michigan, Ann Arbor, y Licenciado con Honores en Literatura y Filosofía por la Catholic University of America, en Washington, DC. Ha colaborado para el diario El Universo, diario Hoy, la agencia de noticias Reuters, y las revistas Diners, Crux y Kipus. Próximamente varios de sus ensayos serán publicados en las revistas Letras de la Casa de la Cultura Ecuatoriana y en Podium de la Universidad Espíritu Santo. Sus proyectos de investigación giran alrededor de nociones de ética y de estética en la poesía transatlántica contemporánea, así como de temas concernientes a la relación entre poesía, filosofía y política.

  • POESÍA


IMÁGENES DE DIOS

Desde Nietzsche, todos los filósofos
quieren ser poetas, todos envidian a los poetas

La Edad de los Poetas está completa

Alain Badiou, descontextualizado.


A través del espacio,
el cuerpo de la idea se posa como una sombra,
como un dintel de luz que no se agota
en la cercanía de la voz.

Y entonces,
en la materia del poema,
imágenes de dios:
toda sustancia infinita
que recorre tus nervios, tus huesos,
el universo de los sentidos.

(Inédito)



Cuando termine la hebra todo es distinto

El tiempo es un punto cavado en papel: los enterradores dejan palas, picos y azadones y ya es su puño cincel, cuchilla y pluma

para herir la tierra para abrir el mármol para hundir la letra

Pretendemos hilar el sentido con escasos trazos de luz:

Dioses de una mitología menor:

Nada fijo con la tinta permanece, nada fijo en el huso es infalible

Cuando termina la hebra ya todo es distinto




Abre y cierra el cuerpo el cerrojo de los nombres—

De súbito, en la boca de tu noche, un colibrí, que al igual que en el zoco el mercader hurga en lengua ajena la palabra a dar




Llegará el día, llegará,
y los muertos estallarán en muertos—
frágil responsorio sin testigo—
para la voz de granito urdiendo el hambre sin conciencia

(Elementales los rezos de los tristes,
soledad sin prisa, insostenible)

Y seremos hojas que del tierno mármol se desprenden
al llegar el día, cuando rompa el día—
derrumbe inédito del cuerpo sin respuesta
ni recuerdos, solo,
solamente,
solo




Y frente a ti el cuerpo
letra hueca insignificante

Y frente a ti sólo el cuerpo
remanso de lo bello a pesar de los vivos





En otro tiempo te amaba y era distinto
Hoy soy el mismo que te amaba ayer sin el recuerdo







Fue un apenas de luz nuestra última conversación
Huérfano de huesos—fue tu corta despedida
Como esta tarde, habitación de cenizas—comenté, ya sin alegría

(Selección de La frágil resistencia)

jueves, 15 de marzo de 2007

CÉSAR EDUARDO CARRIÓN




Menciona a:
Juan José Rodríguez

Luis Carlos Mussó

Ernesto Carrión

Angel Emilio Hidalgo

David G. Barreto


Quito, 1976. Es Magíster en Literatura y Licenciado en Comunicación y Literatura por la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE) y Magíster en Filología Hispánica por el Instituto de la Lengua Española del Consejo Superior de Investigaciones Científicas de España. Es profesor de la PUCE, de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO-Sede Ecuador) y de la Universidad de las Américas (UDLA-Ecuador).
Ha sido miembro del comité editorial de la revista de ensayo y poesía País secreto. Ha publicado sus reseñas críticas y ensayos en la revista Letras de la Casa de la Cultura Ecuatoriana y en la revista Kipus. Ha colaborado en los principales periódicos de Quito como redactor y columnista invitado. Ha participado en encuentros literarios nacionales como ponente y organizador.
En diciembre de 2006, publicó Revés de luz, su primer poemario. En la actualidad, está preparando un extenso estudio sobre la poesía hermética de César Dávila Andrade.




  • POÉTICA

A manera de poética, dos poemas de Revés de Luz:


EL ÁRBOL

Pronuncias la sola palabra
árbol:
la savia hierve, la hojas supuran
canto
(canción vacía de tiempo,
tiempo de canto vacío,
vacío que canta tiempo).
En la raíz se agita la voz:
solamente un verso,
sólo una palabra…
Arremetes contra el papel,
y el bosque entero
calla.


REVÉS DE LUZ

Esta ventana:
un haz sin envés,
un revés de la luz atrapada
entre cuatro paredes
de agua,
un vértigo petrificado
sobre el dosel de la mirada,
un espejo sin azogue,
un abismo horizontal,
una palabra.




  • POEMAS


Uno

Llego al desierto preciso de aquel mediodía,
donde hervía mi sombra.
Multitudes de arena defienden la piedra desnuda.
Las huellas engendran mi polvo.
Cierro la boca, me muerdo la lengua
y sangra. Esta piedra
se disuelve entre los labios, no me deja recordar
el aroma que exhalaba. ¿Era saliva, era la sangre, era sudor?
Espero la canícula
sentado en otra piedra
como el que aguarda la llegada del silencio.


Dos

Como si no hubiera amanecido todavía suficiente,
gallos automáticos y eufóricos
prenden fuego,
tierra y aire
¡agua, incluso!
Y quiero dejar de decir estos nombres,
que apenas pronuncio.
Y quiero olvidar para siempre
la piedra desnuda. Y no quiero
ni la tierra ni el agua ni el aire ni el fuego.


Tres

La promesa del agua carcome el desierto,
aunque nubes más negras no cumplan
la tormenta que amenazan,
aunque mis palabras sean ruidos parecidos a la lluvia,
y no llueva.
Sobre la arena se precipitan estas miradas.
Y cae la lluvia
sobre otra piedra.


Cuatro

En el aire que deja la sangre,
edificios de fuego desplazan los cuerpos
de millares de bestias extintas,
de millares de piedras ajenas
de millares similares
a esta huella.


Cinco

Apedrea el ventanal de tu casa.
Lanza la ropa que apesta a difunto.
Desgarra las heridas de los muros.
Arroja a la calle la cal y el cemento.
Si no encuentras la piedra de entonces,
arroja tu cama, el sillón o la mesa.
Incinera tu casa. Repatria tu huella.
Destroza esta misma ventana.
Sé tú la primera piedra.
Que sea una piedra
y no el abismo,
el cristal definitivo.




de Apuntes para un exordio

lunes, 12 de marzo de 2007

LUIS CARLOS MUSSÓ


Menciona a:
Javier Ponce
Galo Torres
Bruno Sáenz
Ernesto Carrión
Fernando Nieto Cadena


Guayaquil, 1970. Se licenció en Letras en la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil. Ha publicado El libro del sosiego (1997), Y el sol no es nombrado (2000), Propagación de la noche (2000), Tiniebla de esplendor (2006). Su trabajo está en varios libros colectivos, como Aldea Poética (Madrid, 1997), Porque nuestro es el exilio (Quito, 2006) y 18 poetas latinoamericanos (Lima, 2006) y también en revistas como Letras del Ecuador (Quito) y Alhucema (Granada). Ha sido en tres oportunidades Premio Nacional de Poesía (Bienal de Cuenca/ 1999, César Dávila Andrade/ 2000 y Jorge Carrera Andrade/ 2006) y finalista en el Premio Adonais (Editorial Rialp-Madrid, 2000). Consta en antologías de Latinoamérica y España (en castellano) e Israel (en hebreo) y en publicaciones virtuales varias. Ha participado en varios encuentros de Literatura –con crítica y creación- dentro y fuera de su país. Se dedica a la cátedra y colabora en publicaciones con artículos y comentarios bibliográficos (destaca Entre el silencio amenazado y una luz por labrar, sobre la obra de Paco Tobar García, editado por la CCE en 2005).
  • POÉTICA


Concepción de la poesía

Borges nos dice que al final de todo, quedan las palabras. Orfebre que busca la aleación exacta, el poeta no olvida la máscara, el abismo ni los mecanismos de la putrefacción. Novalis toma todos los azares de la vida como material para crear un poema. Es necesaria, pues, la distancia del sentimiento para el desarrollo del texto. La parafernalia gratuita es una pérdida y también el equivalente de maquillar un cadáver (hay que estar conscientes de las posibilidades y límites del lenguaje, de la significancia, del ritmo, del sentido).
El poeta es también un David danzante: baila desnudo y se solaza en su impudicia ante los demás. Puede ser un tallador frente al diamante –el lenguaje- con paciencia inaudita pues sabe que su labor empieza y que la piedra sobre cuya superficie trabajará es imperfecta.
De gran registro, graba la reflexión criminal al lado de la piedad. Su obra no es agregar un verso a otro, ni un poemario a otro. Es algo sacro y peligroso, como cuando el funámbulo camina sobre la cuerda. O como el encantador de serpientes: un movimiento en falso y perece (¿no muere Orfeo en los montes tracios, despedazado por las Ménades de Dionisos?, ¿no pinta el Bosco al poeta atravesado por su arpa en El jardín de las delicias?)
El poeta se adhiere a todo y se abandona, reconoce (o reniega de) la tradición, renueva la palabra hasta la emoción, sugiere por connotación, ofrece testimonio de nuestro lapso sobre la tierra, juega con el lenguaje, adopta una actitud pedagógica y de actualización del gusto estético, etc. En fin, coincide con Poe cuando halla lo virtuoso del texto en su efecto y no busca sólo el efectismo. Y, al fin, cree haber arremetido contra la vacuidad, y decir con Pessoa: cae el telón sobre lo que no ha sucedido.

  • POEMAS

OMEGA
(el anillo de Moebius)

I

De pie, ya en la cantina, escucho las campanas que repican a muerto. Sobre las mesas, cientos de papeles amarillos.


II

Abro los ojos como cenotes, en medio del invierno restringido. Indago entre versos blancos, entre el vaho de la noche angosta.


III

Sentado en la cantina. Persisten las campanas con la babel de sus badajos. Improviso: sin leer ningún papel amarillo, intuyo por quién repican a muerto.


IV

Esto soy yo.


V

¿Esto soy yo?



AJEDREZ

64 escaques, un tablero. Tú de ébano ciego, yo de hueso-color. Te mueves en todas direcciones, pero tu abalorio recibe mi agujazo de hormigas. Los cuadros han medido tu silencio con un toque de incienso entre tus rodillas; y el peón adivina su salto diminuto sobre el tablero(PxT). Tus torres se desladrillan en la diagonal de su cruz cuando entro en tu mezquita de rodillas (PxA): aves de plumaje sin colores vuelan sobre el alfil mientras el caballo en celo revienta su casco de marfil en el coito de las laderas en ele, en forma de ele (PxC). Poco falta para el sangrado del cielo aunque lucho y venzo en el enroque (0-0-0). Son míos el susurro de los espacios, ese jardín incauto, el surco obediente de la espalda. El empeine de tu pie, a solo un casillero de mi lengua ofidia (PxP4R). Culpas a la almohada de tus dolores –te ensañas con ella a mordiscos y lametones-. Pero no has caído en cuenta: somos ya un monstruo de doble espalda con fuegos de sal en el núcleo (P5D+).
Cojea nuestro aliento en este juego de reyes. Mi ariete embiste/ barrena las carnes/ incursiona en la memoria/ se duele en ti/ nos inunda pues tu saliva lo festeja y lo corona –peón por reina-. El surco está abierto para las tablas: nadie sabe de quién es la victoria (PxR++). Nadie sabe de quién, el jaque mate.


CUATRO

Nace el canto en el exilio (la epidemia de las furias viene del norte). Velas deshilachadas, antes henchidas: los vestigios de la expedición. Cuando caímos en cuenta, las riquezas ofrecidas eran solo un puñado de decires.

El Cristo del Consuelo vuelve a ser mi barrio y vuelve a pasearse en andas durante la procesión de viernesanto a la que asistía con los míos.

Ya no más borrones en la memoria: el canto nace en el exilio, pero crece donde debe.

**

Hosca la siega de fatigas pávidas; fulgor nocturno de los tácitos espinos. Garúa: el cadáver de Dios bajo una nube de gallinazos, y yo con un poemario de Vallejo bajo el brazo por las calles del Cristo del Consuelo.
(de el oficio impracticable)

sábado, 10 de marzo de 2007

JUAN JOSÉ RODRÍGUEZ




Menciona a:
Alexis Naranjo
Vicente Robalino
Ángel Emilio Hidalgo
Ernesto Carrión
César Eduardo Carrión
Fernando Balseca



Ambato, 1979. Licenciado en periodismo, ha hecho estudios de posgrado en traducción y literatura. Poemas y versiones suyas han aparecido en revistas de Ecuador, Colombia y México. Ha publicado los poemarios: Intención de Sombra (2001), Grabados sobre una columna derribada (2004) y Los Rastros (2006).





  • POÉTICA

Escolios para una poética

A César Eduardo Carrión

I
Borronear un poema es siempre inútil
si no habla del ojo
que mira el mundo
y siente que no ve
la realidad, el almendro y los juncos.


II
Exactamente en un cuaderno blanco
dejo palabras y palabras
que no dicen
por intentar coger, lápiz o tinta,
la luna con su música.


III
El ojo
mira este cuaderno blanco
como quien mira un pájaro en el aire.
Es decir, mira este cuaderno blanco.


IV
Ya me cansé de hablar cosas oscuras,
aunque en la noche todo es realidad.

(inédito)


  • POEMAS

TRES VERSIONES SOBRE UN TEMA DE ENSOR


I
En una casa repleta de chinoserías,
tú abriste un abanico de pájaros.
Y los pájaros volaron a los árboles
de los jarrones blancos.
Todo desconociendo que yo iba
a escribir una poema sobre esto
y que tú me dirías que era realidad.


II
El jarrón, ese inaudible objeto.
Será un milagro si tú escuchas
un jarrón en la mesa.
Y lo escuchas.
Escuchas su blanca música.
No me hables más
de un pájaro en la tierra.


III
El pájaro se oculta en el jarrón.
El jarrón se oculta tras los pájaros.
(Un invisible juego es lo visible).
Sólo el jarrón, los pájaros.
(inédito)

FITZCARRALDO
Si este barco pasa sobre la montaña,
hallarás la pobreza y la música.

(inédito)


EL ENCUENTRO

Incendio mi árbol
y la sombra nacida de aquel fuego me destruye.

Sin embargo, mi fin no apagará la llama.

(Intención de Sombra, 2001)




HABITACIÓN ABIERTA

Mi palabra es mi sombra.

Por eso,
penetro el silencio:
borde de voz, sin raíz y sin nombre.

Allí, empuño la luz,
instrumento único para tocar lo ausente.

Palpo mi centro
-piedra negra-
y se abre como un fruto
que sangra, eco tras eco,
sobre un cauce de olvido.

¿Oyes el líquido murmullo,
palabra y sombra,
que cruza esta página,
que cesa de bogar y descansa,
ya pozo, en tu centro?

Afuera,
la luz vuelve a su sitio:
el cuerpo, el árbol, el silencio.

Escucha.
Un haz de luz resuena dentro.
Apaga la sombra. Calla el mundo.

(Grabados sobre una columna derribada, 2004)





ACORDE PARA FRANK O’HARA


A Iván Carvajal

Cruzo la vida en una efigie ajena:
cuerpo, médula, materia.
Vuela una abeja entre la tinta
sobre la lengua de los bosques.

En la mente, los niños se murmuran
que la pelota perdida tras el muro
migra en la luz hacia la muerte.

No hay nada sorprendente en las palabras:
una abeja que es lengua, una pelota extraviada.
Todo dice o calla cosas:
materiales que vuelan por la nada.


(Los Rastros, 2006)

jueves, 8 de marzo de 2007

ERNESTO CARRIÓN






Menciona a:
Javier Ponce
Roy Sigüenza
Cristóbal Zapata
Wladimir Zambrano


Guayaquil, 1977. Es autor de La muerte de Caín, cuarteto formado por los poemarios: El libro de la desobediencia, Carni vale, Labor del extraviado y La bestia vencida (CCE, 2007), que es, a su vez, el primer volumen de una trilogía única titulada Ø. Del quinteto Los duelos de una cabeza sin mundo, han aparecido: Fundación de la niebla (Cascahuesos editores, Perú, 2010), Demonia factory (Zignos, Perú, 2007; Eskeletra, Ecuador, 2008; Limón Partido, México, 2009; El Conejo, Ecuador, 2011), Monsieur Monstruo (Ed. de autor, Ecuador, 2009) y Los diarios sumergidos de Calibán I (Doble Rostro editores, Ecuador, 2011). Además ha publicado: Toma esta cabeza mestiza por donde rodará un dios judío (Santa Muerte cartonera, México, 2008), la plaquette Los diarios sumergidos de Calibán (Conaculta, México, 2009), Bóveda 66 (Matapalo cartonera, Ecuador, 2010; Mantis editores, Guadalajara, 2011), Ghetto Americano (Catafixia editores, Guatemala, 2010) y Cyborg Democracia (Dadaif cartonera, Guayaquil, 2011). Tuvo a su cargo el volumen Identidades a plazo. Recopilación de textos de pacientes del Hospital Psiquiátrico Lorenzo Ponce (CCE, 2008). Ha sido Premio Nacional de Poesía César Dávila Andrade (2002), Premio Latinoamericano de Poesía Ciudad de Medellín (2007), Premio Nacional de Literatura Jorge Carrera Andrade (2008), Finalista del II Certamen de Poesía Hispanoamericana Festival de la Lira (2009), Becario del Fonca y la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo en México (2009) y Mención Especial del III Certamen de Poesía Hispanoamericana Festival de la Lira (2011). Trabaja en 18 Scorpii, volumen que cierra su trilogía.


  • POÉTICA:
¿Amo lo que me limita? ¿Duermo envuelto en lenguaje? ¿No queremos acaso a veces ir más allá del lenguaje, porque sentimos simplemente que no abarca todo lo que necesitamos gritar? Sé que este lenguaje me limita, sin embargo este lenguaje también me da la forma, me otorga la vida y abre el mundo ante mis ojos, nuestra relación termina siendo la de un canibalismo consentido, tiene la marca de la unidad desgarradora. Sin embargo mi lenguaje es mi ideología, existe en constante consonancia con el sujeto que la emplea. Mi lenguaje es lo que yo quiero hacer de mí, lo que creo de mí mismo, lo que me dibuja sin temor frente a los otros. Mi lenguaje dice de mí, todo el tiempo, cosas que mi silencio solamente arroja a posibles interpretaciones. Y la poesía, que tiene siempre la intención de modificar este mundo, está inflada de lenguaje, es por esto que siempre que hablemos de poesía estamos hablando de política y amor e ideología.



  • POEMAS


ARMISTICIO DE CASSANDRA


bajo los almendros erguidos por el torcido abrazo de las lluvias, en este día de marzo en que mi palabra calla lo que dice, dios es una mujer batiendo su borracho muslo sobre los ojos de los hombres más pacient
es. Un árbol de piedra que amanece rojo entre la nieve, como un miserable. ¿Pero quién encenderá una vela por nosotros, los vagabundos, monsieur Proust? ¿una sonrisa de cascabeles alrededor de ese río que hospeda toda ruina?

dos soles consuelan el endurecimiento de ese único polvo del camino.

rupturas que piensan que la muerte es más que eso.



ORIGEN Y RECONSTRUCCIÓN DEL PRIMER HOMBRE (Teoría de Caín)

años tuvieron que pasar para reconocer la peste. Sucedió sin embargo, a la misma hora, en que los rayos del sol acostumbraban a reír sin temer ser sorprendidos por el aguacero. Las colinas, mansamente cubiertas por el vaho enemigo, a gusto en los pastizales. Los riachuelos, centelleando hacia arriba, mientras las piedras como pájaros carpinteros angostaban su vuelo sobre las tejas del agua. Parecía haber perdido la vida sus rondas secretas, sus camas arrogantes de limo imperceptible, donde las lágrimas veneraban sus escarabajos. La madre, armada de lengua y mirada gigantesca, creaba esas figuras galantes, fantásticas del hombre del futuro. El padre, recogido en el miedo a su osamenta, dibujaba lechuzas y fermentaba licores para fregar la inmundicia. Asomaba por encima, de la gran humareda de las bestias, el hombro de un gigante. Mientras la siembra adolescente, casi blasfemando, pasaba su mano indeseable por la boca del cielo. Alguien que miraba hacia atrás, decidió recogerse el cabello negro, duro, aplastado hasta la súplica de los rehenes de sus ojos, que le prohibían distinguir hacia adelante: Caín descendía hermoso con el cuerpo de su hermano sobre el arco insobornable de su espalda. Había concluido el primer acto de amor registrado en los anales de la historia. Había Caín lavado, con su atrevimiento, el pecado del mundo.


[o]

huesa por los caminos rodados soñando con la escalera con esa inmensa escalera donde los hombres fajan canículas a otra madrugada reprobada Anotado al pie de los octubres para que sane yo: aquella noche habías soñado con una inmensa escalera donde los hombres peleaban unos con otros –en fila y gritando al dios enroscado en su cloroformo mientras sus huesos iban arqueándose hasta alcanzar la clara figura de la deformación Éramos todos deformes como la propia escalera acaracolada donde vivíamos:

una escalera que guiaba

del infierno                                                                                                                                                   al cielo
del amor                                                                                                                                                        al odio
del sueño                                                                                                                                            a la realidad
de la iluminación                                                                                                                                         al acto

[y etc.]

estuvimos alguna vez ahí?           Sí         como si fueras tú mismo ebrio y poeta y barco marchándose malquerido con la mirada suplantando los relámpagos cobrizos que van cosidos al iris como un helecho fracturando la cabeza Como si fueras tú mismo esa planicie tibia del recuerdo donde las estrellas se resquebrajan para indicar tu maldad Boca despidiéndose arrastrando su peste por unos cuántos cuartos 

monte adentro entonces me rogaste: alguien conozca el inicio o el final de esta escalera o al menos el final de nuestra historia  perdida                        yo aún te ruego alguien conozca nuestra historia –sin emigrar del libro