viernes, 30 de marzo de 2007

ROY SIGÜENZA





Menciona a:
Iván Carvajal
Jorge Martillo Monserrate
Cristóbal Zapata
Angel Emilio Hidalgo


Portovelo, 1958. Poeta y cronista. Es autor de los libros de poesía Cabeza quemada (1990), Tabla de mareas (1998), Ocúpate de la noche (2000), La hierba del cielo (2002), y Cuerpo ciego (2005), y de dos pequeñas publicaciones misceláneas, mezcla de crónica histórica y memoria personal: ¿Y vieron bailar el charlestón a la “Chiva” Marina? (1991), y Portovelenses S.A. (1999). Sus notas periodísticas y reportajes de viaje han aparecido principalmente en la prensa orense. Alterna su residencia entre Machala y Portovelo.
  • PÓETICA
ALGO MÁS

¿la poesía? Tengo un indicio: es la fuerza de la disolución de quien la escribe, que se establece como forma; es decir es una representación desinteresada de la energía de la vida, pero nunca frente a la muerte, sino con ella, en ella.
  • POEMAS
PASA UNA ESTRELLA CONGELANDO LA NOCHE

Pasa una estrella congelando la noche
En los escaparates baila el ojo del seductor
El tiempo tendido limpia escopetas
Para el libro abierto hay pescado seco
Como si puertas no hubiera hay sogas,
cuelgan ventanas para que el pie tenga asidero.
Oh brillante portada del mundo girando sin orden
en el labio del muerto
-el hijo navegando en llamas derretidas
sin saber de venas, crucigramas, íes perpetuas-.
Nada quedará de este vaso displicente
-las botellas congregadas aprendiendo del hambre
harán preguntas en platos nerviosos-.
Rota la foto donde se durmió el consuelo
¿Habrá castigo?



VISTA DE LA CIUDAD VENÉREA

hotelitos donde mueren los amantes después del sexo
jardines con pastos y forrajes para alimentar los animales
[del miedo
puertas como trampas para que las abra cualquier fugitivo
[de la sed
-un muelle tendido a lo largo de una playa de sangre-
esta ciudad tiene un objeto moral en la cabeza
como un enorme huevo de piojo

en sus calzadas puse mis pies y me he perdido



GRACIAS POR LA ROSA DEL MUNDO

[Luis Cernuda]

De pequeño ya me rebelaba
¿Qué vieron mis padres en mí?
¿Un traidor? No sé
No me importaba entonces
Yo hice de mí mismo un héroe
(nadie conocía mi cantar de gesta)
Solo, a tientas, perdido a veces
Con mi poca edad,
busqué y hallé otros cuerpos,
con los que me tendí y gocé
de la rosa desnuda del mundo.


LOS VIAJEROS

Leíamos en las estrías de la langosta
largas alusiones al paisaje:
lomas, como en las acuarelas japonesas
de la dinastía Qui, le decía señalándolas.
Eran ascensiones por donde venían
los rayos de sol a poner transparencias
-alas de agua seca, hojas del Árbol de Invierno-.
A lo lejos el gavilán hundía el pico
en el invierno espeso que traía la tarde
cuando ya nuestros pies iniciaban el vuelo.


CANTIGA

Para Jimmy Mendoza

Tal vez donde te encuentres está el mar –a veces parece que lo palpo. Lejos yace lo que la mente pule: la idea de un cuerpo sumergido como una flor antigua. Temo por ti y por mí –esa gaviota migrante entre lo que queda y perece-; pero el día no dura tanto como quiere el olvido: la noche a veces fosforece con las cosas que encuentra y trae para tu alegría.