martes, 15 de abril de 2008

CARLOS EDUARDO JARAMILLO



Menciona a:
Euler Granda
Rubén Astudillo
Margarita Lasso
Ernesto Carrión
Luis Carlos Mussó
Juan José Rodríguez Santamaría

Nacido en 1932. Vivió en Loja hasta 1961 en que se radica en Guayaquil, donde vive con su cónyuge y su hija. Doctor en Derecho y catedrático universitario, ejerció la magistratura por largos años. El año 2007 el gobierno nacional le otorgó el Premio Eugenio Espejo por su obra poética.
Obras princiales: “La Trampa” (1964), “Maneras de vivir y de morir” (1965), “El hombre que quemó sus brújulas” (1966), “La Noche y Los Vencidos” (1967), “Las desvelaciones de Jacob” (1970), “Una vez la felicidad” (1972), “Crónica de la casa, los árboles y el río/ Viaje al Planeta Eurídice” (1973), “Perseo ante el espejo” (1974), “La Edad del Fuego” (1977), “Tralfamadore” (1977), “Blues de la calle Loja” (1991), “Canciones levemente sadomasoquistas” (2000), y una antología general de su obra “Poesía Junta: Carlos Eduardo Jaramillo” (2006).



  • POÉTICA

Para mí la poesía es la esencia misma del arte y la belleza, el perfume de la flor, el vuelo del colibrí. Territorio sagrado, inocencia pura, semilla que no prende en los baldíos del daño o la violencia. No puede haber poesía en la maldad. El fuego es inocente. Rimbaud era inocente; cuando dejó de serlo dejó de escribir. Tarantino hace el cómic de la violencia, trata de exorcisarla a través de la hipérbole y el exceso. Los hermanos Cohen la canonizan en macabros juegos. Podrán tener su nicho en el arte, pero en el exilio de la poesía. No puede haber poesía que no sea ética, la ética en su sentido más universal y simple: el respeto de los derechos fundamentales de todos los hombres por igual, sin exclusión alguna, su derecho a vivir con dignidad. conceptualizar a cada ser humano como un fin en sí mismo, no como un medio para los fines de los otros.



  • POEMAS


EL CAZA-ALEGRIAS

La alegría pura es una mariposa tan leve
que se instala en el corazón
y uno no la siente
la alegría pura se disfraza además
en tantos rostros y cosas
que se pierde
Pero yo
cazador experto
descubro sus saltos en la hierba
y la marco con una sonrisa.




LA MUCHACHA DE LOS OJOS DORADOS

Tenían sus ojos una mirada tan pura
que uno podía desnudarse
como delante de un espejo
Tenía los ojos de una mirada tan pura
que no era nadie
Tenía los ojos de una mirada tan pura
como un escudo
tenía los ojos al pie de su corazón
protegiéndolo
como un perro.
(Me desvestí
pateé el perro
la amé.
Tricé el espejo).



UNA VEZ LA FELICIDAD

Una vez la felicidad vivió bajo mis hombros
asustó pájaros y vampiros
rompió los dientes y los sortilegios de los brujos
puso el mundo a mi lado como un saco cerrado
juzgado y comprendido
sin abrir una puerta me hizo saber que había traspuesto
la región del secreto
la gran verdad olía como un jardín
mi amada y yo éramos dos ángeles vagamente obsenos
los sexos flores luminosas en la niebla primaveral
de los deseos
la felicidad me separó de mi parentela y de todos los que
gozaban bienestar
pero que no alcanzaron el estado de gracia
la felicidad asimismo me dejó
dándome firmes compensaciones
virtudes solidarias
mujeres en el lecho
y anduve otra vez a caza de la verdad como un ángel
amnésico.
He tratado de reconocer el olor de aquel jardín
el color de ese sueño
hurgarme por alguna señal guardada al fondo
por la cicatriz de las alas.
El mundo me rodea como una cintura.
Un tiempo la felicidad me hizo desear y temer la soledad
el dolor me ha devuelto a la vida
a su esplendor y a sus estercoleros.


PERSEO ANTE EL ESPEJO

“Volvió la cabeza y miró las culebras de la cabeza
de ella, y no pudo evitar mirarla a los ojos. Y
lentamente, para siempre, se convirtió en piedra,
gritando: --Desde otra perspectiva tú podrías ser
amor y no odio.
---Sí--- dijo ella, sonriendo”
DEAN R. KOONTZ (Llegan los blandos dragones)

Porque el Héroe fue dotado del espejo de la Verdad
no podía caer en el engaño de la hermosura de la Gorgona
la radiante explosión de su cabeza fulgurante
la galaxia de sus ojos transformándose en estrellas
la cambiante eternidad del cosmos en sus ojos
cargados con el poder de la petrificación y la muerte
el ardoroso amor alimentado por el instante sólo del deseo
hasta la eyaculación y la sombra.
Pero el Héroe podía ver en el espejo la nefanda metáfora
las silbantes serpientes, el ácido fuego, el desollante amor
y saltar la apariencia
(¿La salva, en realidad, el que no la conoce?)
Fue así por una vez
En la excepción estaba, en el caso, el ejemplo.
Y rodó la cabeza y el peligro. Y liberó el encantamiento.
El Héroe tenía bajo la rodilla
la hermosa cabeza cercenada ---en los ojos la solitaria
inocuidad de la sombra cósmica---
y el espejo vacío. En el espejo el rostro demudado
del vencedor ante su extraña gloria. Y el chirriante
sonido de la eternidad.

Gorgona, amada muerta mía.
¿Vale la muerte contra la belleza
de una sola de las sierpes finísimas de tus cabellos
y tus ojos galácticos donde hervía la vida
tras el sumo ritual del éxtasis?
¿Quién nos dará el espejo para recuperar nuestra alma
confundida
bajo vil apariencia?
¿O el espejo no existe. Y es nuestra mente la deformadora
bajo inventados bebedizos y cábalas; los ojos, inocentes?